Santos

Santos

miércoles, 17 de febrero de 2010

Imágenes Santas





Santa Narcisa de Jesús




Octubre 29, 1832. Nació en Nobol, Ecuador. Sus padres fueron don Pedro Martillo Mosquera y doña Josefina Morán, se desempeñaban como campesinos y murieron cuando Narcisa era muy joven. La beata ecuatoriana, se trasladó a Guayaquil donde vivió por más de 15 años dedicada a la oración, al trabajo manual y a la caridad apostólica. A principios de 1868 viajo a Lima y allí continuó su vida virtuosa como seglar, alojada en la Casa de las Hermanas de la Orden Laical de Santo Domingo, hasta su muerte el 8 de diciembre de 1869. Su cuerpo fue trasladado a Guayaquil en 1955 y ahora permanece en su pueblo natal. El Papa Juan Pablo II la declaró beata el 25 de octubre de 1992.Canonizada por Benedicto XVI, 12 de Octubre 2008, en la Plaza de San Pedro.




Laura Vicuña



Beata Laura Vicuña



La hija que ofreció la vida por salvar a la madre.
Nació en Santiago de Chile, el 5 de abril de 1891 y murió en Argentina el 22 de enero de 1904, a la edad de sólo 13 años. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 3 de septiembre de 1988.
Su padre es un alto militar y jefe político de Chile. Una revolución derroca al gobierno y la familia Vicuña tiene que salir huyendo, desterrados a 500 kilómetros de la capital. Allá muere el papá y la familia queda en la miseria. Laura tiene apenas dos años cuando queda huérfana de padre.
La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprende un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina. Allá encuentra un ganadero brutal y matón, y movida por su gran miseria, la pobre Mercedes se va a vivir con él en unión libre. El hombre se llamaba Manuel Mora.
En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes.
Allí, en clase de religión, al oír que la profesora dice que a Dios le disgustan mucho los que viven en unión libre, sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase de religión, cuando la religiosa empieza a hablar otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. La profesora cambia de tema pero consulta el caso con la hermana directora del colegio: "¿Por qué será que Laura Vicuña se asusta tanto cuando se habla del pecado que es el vivir en unión libre?". La superiora le aconseja: "Vuelva a tratar de ese tema, y si ve que la niña se asusta, cambie de tema". Así lo hace.
Laurita se ha dado cuenta de un gravísimo mal: su madre, el ser que ella más ama en el mundo, después de Dios y la Virgen, su mamá Mercedes, vive en pecado mortal y está en grave peligro de condenación eterna. ¡Es terrible!.
Y Laura hace un plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre.

San Juan Bosco








Juan Melchor Bosco Occhiena o Don Bosco (en italiano Giovanni Melchiorre Bosco Occhiena) (* I Becchi, 16 de agosto de 1815 - † Turín, 31 de enero de 1888) fue un sacerdote católico, educador y escritor italiano del siglo XIX. Fundó la Congregación Salesiana, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, la Asociación de Salesianos Cooperadores, el Boletín Salesiano y el Oratorio Salesiano. Promovió la Asociación de Exalumnos Salesianos, el desarrollo de un moderno sistema pedagógico conocido como Sistema Preventivo para la formación de los niños y jóvenes y promovió la construcción de obras educativas al servicio de la juventud más necesitada, especialmente en Europa y América Latina. Fue uno de los sacerdotes más cercanos al pontificado de Pío IX y al mismo tiempo logró mantener la unidad de la Iglesia durante los duros años de la consolidación del Estado Italiano y los enfrentamientos entre éste y el Papa que ocasionó la pérdida de los llamados Estados Pontificios y el nacimiento de la Reino de Italia 1870-1946. Fue autor de numerosas obras, todas dirigidas a la educación juvenil y a la defensa de la fe católica, lo que lo destaca como uno de los principales promotores de la imprenta de su siglo.[1]
Caracterizado por su especial preocupación hacia los jóvenes, le valieron el respeto de las autoridades civiles y religiosas de su tiempo y de su país, así como una notable fama en el extranjero. Sus obras fueron requeridas directamente por jefes de estado y autoridades eclesiásticas de países como Ecuador,[2] España, Honduras, Francia, Inglaterra, Polonia, Palestina, Panamá,[3] Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y Colombia[4] entre muchas otras. Si bien no pudo responder positivamente a las numerosas peticiones durante su vida, estas serían cumplidas más allá de lo esperado después de su muerte. Fue un visionario de su tiempo al punto de predecir acontecimientos que se darían a lo largo del siglo XX en lo referente a sus salesianos, a la Iglesia Católica y al mundo en general. Juan Bosco, conocido mundialmente como Don Bosco, fue declarado Santo por el Papa Pío XI el 1 de abril de 1934, a tan sólo 46 años después de su muerte en 1888 y le fue dado el título de "Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes"[5] por el Papa Juan Pablo II. Poblaciones, provincias, parques, calles, teatros, museos, universidades y sobre todo colegios llevan su nombre. La Familia Salesiana es uno de los grupos católicos más numerosos del mundo y existen obras de Don Bosco en 130 naciones.





Santo Cura de Ars



SAN JUAN MARÍA VIANNEY (1786-1859)EL SANTO CURA DE ARS
por Lamberto de Echeverría
.
Sacerdote diocesano, miembro de la Tercera Orden Franciscana, que tuvo que superar incontables dificultades para llegar a ordenarse de presbítero. Su celo por las almas, sus catequesis y su ministerio en el confesonario transformaron el publecillo de Ars, que a su vez se convirtió en centro de frecuentes peregrinaciones de multitudes que buscaban al Santo Cura. Es patrono de los párrocos.
Oficialmente, en libros litúrgicos, aparece su verdadero nombre: San Juan Bautista María Vianney. Pero en todo el universo es conocido con el título de Cura de Ars. Poco importa la opinión de algún canonista exigente que dirá, a nuestro juicio con razón, que el Santo no llegó a ser jurídicamente verdadero párroco de Ars, ni aun en la última fase de su vida, cuando Ars ganó en consideración canónica. Poco importa que el uso francés hubiera debido exigir que se le llamara el canónigo Vianney, ya que tenía este título concedido por el obispo de Belley. Pasando por encima de estas consideraciones, el hecho real es que consagró prácticamente toda su vida sacerdotal a la santificación de las almas del minúsculo pueblo de Ars y que de esta manera unió, ya para siempre, su nombre y la fama de su santidad al del pueblecillo.
Ars tiene hoy 370 habitantes, poco más o menos los que tenía en tiempos del Santo Cura. Al correr por sus calles parece que no han pasado los años. Únicamente la basílica, que el Santo soñó como consagrada a Santa Filomena, pero en la que hoy reposan sus restos en preciosa urna, dice al visitante que por el pueblo pasó un cura verdaderamente extraordinario.
Apresurémonos a decir que el marco externo de su vida no pudo ser más sencillo. Nacido en Dardilly, en las cercanías de Lyón, el 8 de mayo de 1786, tras una infancia normal y corriente en un pueblecillo, únicamente alterada por las consecuencias de los avatares políticos de aquel entonces, inicia sus estudios sacerdotales, que se vio obligado a interrumpir por el único episodio humanamente novelesco que encontramos en su vida: su deserción del servicio militar. Terminado este período, vuelve al seminario, logra tras muchas dificultades ordenarse sacerdote y, después de un breve período de coadjutor en Ecully, es nombrado, por fin, para atender al pueblecillo de Ars. Allí, durante los cuarenta y dos años que van de 1818 a 1859, se entrega ardorosamente al cuidado de las almas. Puede decirse que ya no se mueve para nada del pueblecillo hasta la hora de la muerte.

Papa Juan Pablo II


Venerable Juan Pablo II (latín: Ioannes Paulus PP. II), Karol Józef Wojtyła [ˈkaɾɔl ˈjuzɛf vɔiˈtɨwa] (n. Wadowice, Polonia; 18 de mayo de 1920 – † Ciudad del Vaticano; 2 de abril de 2005) fue un Papa de la Iglesia Católica, Monarca y Soberano de la Ciudad del Vaticano de 1978 a 2005. Anteriormente, había sido Obispo auxiliar (desde 1958) y Arzobispo de Cracovia (desde 1962). Papa número 264 de la Iglesia Católica.[1] Fue el primer papa polaco en la historia, y uno de los pocos en los últimos siglos que no nacieron en Italia.
Su pontificado de 26 años ha sido el tercero más largo en la historia de la Iglesia Católica, después del de
San Pedro (se cree que entre 34 y 37 años) y el de Pío IX (31 años).
En
1981, mientras saludaba a los fieles en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II sufrió un atentado contra su vida perpetrado por Mehmet Ali Agca, quien le disparó a escasa distancia desde la multitud. Meses después, fue perdonado públicamente.
Su salud se quebrantó en los primeros meses de 2005, cuando tuvo que ser hospitalizado por un síndrome de dificultad respiratoria. Se le realizó una traqueotomía a mediados de marzo. Hacia finales del mismo mes su estado se agravó y entre el 31 de marzo y el 1 de abril sufrió una septicemia por complicación de una infección de vías urinarias.
Falleció el
2 de abril de 2005 a las 21:37 horas (hora de Italia). Pocos minutos después Monseñor Leonardo Sandri anunció la noticia a las personas congregadas en la Plaza de San Pedro y al mundo entero. Los días después de su muerte, algunos periódicos publicaron que su última palabra fue "Amén" sin embargo el Vaticano desmintió esta versión y afirmó que las últimas palabras fueron "Déjenme ir a la casa de mi padre". La muerte fue comprobada por el Cardenal Camarlengo Eduardo Martínez Somalo. El Camarlengo comunicó la muerte al Cardenal Camillo Ruini, como "Vicario para la Urbe" y el Cardenal Decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger, informó oficialmente a todos los Cardenales convocándoles al Cónclave,[2] al declararse la Sede Vacante.


Madre Teresa de Calcuta


“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”. De pequeña estatura, firme como una roca en su fe, a Madre Teresa de Calcuta le fue confiada la misión de proclamar la sed de amor de Dios por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres. “Dios ama todavía al mundo y nos envía a ti y a mi para que seamos su amor y su compasión por los pobres”. Fue un alma llena de la luz de Cristo, inflamada de amor por Él y ardiendo con un único deseo: “saciar su sed de amor y de almas” .
Esta mensajera luminosa del amor de Dios nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, una ciudad situada en el cruce de la historia de los Balcanes. Era la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu, recibió en el bautismo el nombre de Gonxha Agnes, hizo su Primera Comunión a la edad de cinco años y medio y recibió la Confirmación en noviembre de 1916. Desde el día de su Primera Comunión, llevaba en su interior el amor por las almas. La repentina muerte de su padre, cuando Gonxha tenía unos ocho años de edad, dejó a la familia en una gran estrechez financiera. Drane crió a sus hijos con firmeza y amor, influyendo grandemente en el carácter y la vocación de si hija. En su formación religiosa, Gonxha fue asistida además por la vibrante Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón, en la que ella estaba muy integrada.

Santa Teresita del niño Jesús


Santa Teresita del del Niño Jesús.
- BIOGRAFIA -
Nace el dos de enero de 1873 en Alencon, Francia.
Su padre Luis Martín era relojero, y la mamá Acelia María, costurera. Tuvo una infancia feliz y llena de buenos ejemplos. Ella misma lo dice: "Mis recuerdos más antiguos son de sonrisas y de demostraciones de aprecio y ternura".
Desde muy pequeña es muy viva, impresionable y ambiciosa. En cierta ocasión en que le ponen a escoger entre varios regalos exclama: "Yo me quedo con todo". Ese será el retrato de su vida. Más tarde exclamará: "Dios mío, yo lo quiero todo, yo te quiero a Ti. Quiero ser santa, pero no a medias, sino completamente".
Su padre le va enseñando poquito a poco a decir "Si" a Dios cada vez que la conciencia le pida hacer algún sacrificio a favor de los demás.
En 1877, cuando la niña tiene apenas 4 años, muere la mamá. Desde entonces su hermana mayor, Paulina, y su padre, se encargan totalmente de su educación; y para que las muchachas huérfanas puedan estar bajo la protección de una tía, se van a vivir a un pueblo llamado Lisieux (se pronuncia Lisié) por eso la llamarán más tarde Teresia de Lisieux.
Su hermana Paulina le lee frecuentemente libros religiosos y esto va despertando en la niña un gran amor por Dios y por la religión.
Cuando Teresita tiene 9 años, su hermana Paulina se va de religiosa a donde las hermanas Carmelitas. Esto deja en el alma de la niña un enorme vacío, el cual logra suavizar colocándose bajo la protección de la Madre de Dios, cuyo cuadro parece demostrarle que la Virgen María la ha aceptado como hija y la toma bajo su protección. Lo cual la consuela muchísimo.
"En el colegio – dice ella misma – había algunas alumnas que gozaban de alguna preferencia especial de ciertas profesoras. Yo me dediqué a obtener que alguna de ellas me tuviera preferencia, y gracias a Dios no lo conseguí, y con esto me libré de muy graves peligros afectivos".
Cuando Teresita tiene 14 años, su otra hermana, María, se va también de religiosa a donde las Carmelitas. Su soledad aumenta. Pero en la Navidad de aquel año le parece que el Niño Jesús la invita a consagrarse totalmente a Él. Aquella Nochebuena la consideró siempre como la noche de su "conversión". Lo que más la movió a dedicarse totalmente a Jesucristo fue un comentario piadoso oído a su amadísimo papá en aquel 24 de diciembre.
Anuncia a su padre que desea entrar también ella de hermana Carmelita. Él acepta, pero resulta que en el convento no aceptan niñas de esa edad. Entonces se van en una peregrinación a Roma en 1887, con ocasión de la celebración de los 50 años de sacerdocio del Papa León XIII, y cuando el Santo Padre pasa bendiciendo a los peregrinos, Teresita se le adelanta y le dice: "Santo Padre, como regalo de su Jubileo o Bodas de Oro sacerdotales, concédame la gracia de entrar de hermana Carmelita a los 15 años". El Sumo Pontífice la mira con exquisita amabilidad y le responde: "Entrarás, si esa es la voluntad de Dios".
Junto con su padre va en peregrinación a visitar varios santuarios (o templos famosos en donde se obran milagros), y en abril de 1888 (tres meses después de la muerte de San Juan Bosco) logra entrar al convento de las Carmelitas en Lisiex. Esta fecha la llamó ella: "El día de mi felicidad total".
Las religiosas notaron desde el primer día en ella equilibrio emocional no común en las niñas de esa edad de 15 años, y el Director espiritual quedó admirado de que esta joven no vivía de vanas ilusiones, sino que tomaba la vida con seriedad y paz.
Desde el principio de su vida religiosa su libro preferido es siempre la Sagrada Biblia, sobre todo el Nuevo Testamento. Sus oraciones preferidas, además del Padrenuestro y del Avemaría, son siempre los Salmos de la S. Biblia. Le agrada mucho leer y meditar los Santos Evangelios y las Cartas de San Pablo.
Por orden expresa de sus superioras escribe su autobiografía que titula "Historia de un alma", y es un libro que se ha hecho famoso en todo el mundo.
En 1889 sufre la pena de ver que su padre pierde el uso de la razón a causa de unos ataques de parálisis. Por tres años lo tuvieron recluido en un sanatorio. Ella dice: "los tres años de martirio de nuestro padre, que lo fueron también para nosotras sus hijas, fueron quizás los más ricos en méritos y los más fructuosos para la eternidad en nuestra vida, y yo no los cambiaría por los éxtasis más sublimes". Así saben sufrir los santos!.
El 8 de septiembre de 1890, a la edad de 17 años, hace sus votos o juramentos de pobreza, castidad y obediencia, y queda constituida hermana Carmelita, hermana Teresita del Niño Jesús. Ese día escribe: "Quisiera poder dar mi vida por Jesucristo, como Santa Inés, y si Dios no quiere que sacrifique mi vida derramando como ella mi sangre, quiero hacer de mi existencia un sacrificio continuo por amor del Señor".

viernes, 12 de febrero de 2010

Bienvenidos


Hola amigos, espero les agrade esta pàgina que ha sido creada con mucho amor para todo aquel que quiera pararse a pensar y reflexionar sobre la vida de los SANTOS.